miércoles, 30 de julio de 2008
Los colores de Otavalo
Después de la muy interesante vivencia en el Putumayo, partimos hacia Pasto en un viaje largo y extenuante pues durante toda la noche compartimos con el Taita agradeciendo su generosa hospitalidad y aprendiendo un par de cosas más relacionadas con la medicina de la ayahuasca y a las 06:30 am tomamos el bote hacia Puerto Asís y desde allí hasta Pasto en un viaje que tomó 10 horas y costó $38,000.
En Pasto tomamos otro autobus hacia Ipiales por $8,000 y 2 horas llegando a eso de las 05:00 am para luego tomar un taxi que cobra $3,000 hasta el puente de Rumichaca, frontera con Ecuador. He de anotar que las oficinas abren a las 07:00 am y se debe hacer sellar el pasaporte a la salida de Colombia y luego a la entrada del Ecuador. Para los Colombianos con solo la cédula es suficiente y se puede llenar la tarjeta Andina. El permiso para estar en Ecuador es de máximo 3 meses y renovable por otros 3 meses como máximo. Si se pasa el tiempo estipulado cobran una multa de 200 dólares.
Una vez tuvimos todo en regla tomamos otro taxí que cobra USD 0.8 hasta el terminal de Tulcán. El lugar me pareció espantoso pues llegamos y se acercaron como 5 sujetos a cogernos del brazo para llevarnos hasta su bus. Ofrecen cambio de dólares que no recomiendo hacerlo pues se corre el riego de ser tumbado como me sucedió con un tráfuga que sacó una calculadora pirata que mostraba las cifras de las multiplicaciones menores a las reales. Además todos dicen que entran al terminal de la ciudad hacia donde te diriges pero los muy bellacos nos dejaron botados a la salida de Otavalo que era nuestro destino. Adicional a ello, se suben más vendedores ambulantes que pasajeros convirtiendo el bus en una verdadera plaza de mercado... en fin, el viaje a Otavalo tomó 2 horas y media y costó USD 2.5.
Una vez tuvimos todo en regla tomamos otro taxí que cobra USD 0.8 hasta el terminal de Tulcán. El lugar me pareció espantoso pues llegamos y se acercaron como 5 sujetos a cogernos del brazo para llevarnos hasta su bus. Ofrecen cambio de dólares que no recomiendo hacerlo pues se corre el riego de ser tumbado como me sucedió con un tráfuga que sacó una calculadora pirata que mostraba las cifras de las multiplicaciones menores a las reales. Además todos dicen que entran al terminal de la ciudad hacia donde te diriges pero los muy bellacos nos dejaron botados a la salida de Otavalo que era nuestro destino. Adicional a ello, se suben más vendedores ambulantes que pasajeros convirtiendo el bus en una verdadera plaza de mercado... en fin, el viaje a Otavalo tomó 2 horas y media y costó USD 2.5.
Es también muy común ver llegar buses con extranjeros que vienen, compran, consumen y regresan quizá a Quito. El dinero se mueve y se ve en todas partes... vi muy pocos mendigos y ninguna parte de la ciudad que recorrí es fea, desordenada o peligrosa.

En la plaza que menciono están las famosas artesanías que además de bellas son realmente económicas... Es my divertido recorrer y antojarse de todo pues la multiplicidad de colores y diseños penetran hasta casi imnotizar. Es la cuna de los más hermosos tejidos como bien dicen los Otavaleños.
En Otavalo comencé a percibir que Ecuador está pasando por un buen momento a juzgar por lo organizado de este pueblo y la cantidad de turistas que se ven a diario ...
ECUADOR, PAIS ENCANTADOR!

Por primera vez me doy el tiempo necesario para conocer lugares fantásticos sin mayores afanes y sin lugar a dudas hasta ahora puedo reiterar que ha sido una experiencia maravillosa poder tomarme el tiempo necesario para refrescar la memoria y el corazón sin los afanes típicos que implica tomar vacaciones de tan solo 15 días como suele sucedernos a quienes trabajamos en Colombia.
Vale la pena además darle un viro a la vida para pasar de los meros sueños y deseos a la acción y concretización de ellos. Era al final tan sencillo tomar la decisión de dejar por un momento las comodidades típicas de la modernidad que me envolvían en compromisos crediticios y ficticios y que me atrapaban en medio de miedos inventados convirtiéndome incluso en un ser incapaz de tomar decisiones más trascendentales que me llevaran a vivir las cosas por las cuales trabajaba pero que por el mismo compromiso del trabajo no podía realizar como yo quería.

La aventura continúa en este viaje de sorpresas infinitas convencido sin duda, que vale la pena tomarse alguna vez en la vida el tiempo necesario para sentir con intensidad y sin las presiones típicas del tiempo o los compromisos, todas aquellas cosas por las que soñamos, creemos y buscamos.
Gracias Ecuador por mostrarme tu mejor sonrisa, la carcajada divina de la vida, el abrazo sincero del sol, el refugio infinito del cielo, el sentimiento perenne de la amistad.
Así es el encantador ECUADOR …

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