Llegó el momento de la despedida. Mi amigo regresaba a Colombia y yo, convencido que sin duda este es mi momento para hacer este viaje, continué hacia Quito. Me queda la alegría inmensa de saber que encontré más que un amigo, casi un hermano. Gracias Mauro por la compañía en estas cuatro semanas de aventura inolvidable!
Quito está a 2 horas de Otavalo y el pasaje cuesta 2 dólares. Me hospedé en un hotel cerca de la plaza de Santo domingo sobre la avenida Guayaquil entre Simón Bolívar y Sucre, por 5 dólares en una habitación muy confortable y con baño con agua caliente. Esa tarde salí a caminar para ubicarme espacialmente y comencé a sentir que mis pasos se devolvían en el tiempo. El centro histórico de la ciudad es más bello de lo que había imaginado. La arquitectura colonial está muy bien mantenida y las cantidad de plazas con sus iglesias hacen pensar que esta ciudad era muy devota a la fe católica y digo era porque los únicos que entrábamos éramos turistas para apreciar la arquitectura interna de estos centros de adoración, alabanza y demás.
Al llegar a la plaza Grande me encontré con una manifestación encabezada por el presidente del país, Rafael Correa, en contra de la medida que adoptó el parlamento europeo referente a encarcelar a los indocumentados que estén en los países de Europa. El discurso tuvo apartes muy interesantes y no dejó de mencionar al presidente colombiano y su afrenta en contra del pueblo ecuatoriano al cruzar las fronteras del país para aniquilar a Raúl Reyes, el guerrillero de las FARC. También se fue contra la recién liberada Ingrid quien justificó el acto de Uribe como necesario para debilitar a la guerrilla colombiana. Que rollo!! En síntesis, el discurso de Correa me pareció interesante en la medida que al menos se pronunció de manera oficial y por medio de esta manifestación en contra de esta medida que afecta a miles de personas. Me pregunto si el parlamento le habrá prestado importancia…
Caída ya la noche pues después del discurso hubo música protesta al mejor son de Mercedes Sosa y otros cantautores, continué mi camino maravillándome de esta ciudad que en cada calle deja ver la historia de cuando ella pertenecía a España y estos majos decidieron construir esas callecitas empedradas y las inmensas casas con grandes corredores y jardines para los virreyes y vasallos de la corona y la iglesia que estuvieron al frente del destino de este pueblo en aquella época.
Las sorpresas no pararon aquella noche. Había un encuentro mundial de alcaldes de muchos países de todo el planeta así que pude ver un bonito desfile en honor a tan ilustres visitantes que emperifollaron a esta ciudad ubicada en la mitad del mundo. Hubo música no muy típica por cierto pues los viejos músicos tocaron pasodobles al cruce de los visitantes y un grupo de chicos bailaron luciendo unos bellos trajes típicos mientras que otro grupo también muy adornadito con sus trajes cargaba faroles y danzaba de lado a lado con la mejor sonrisa para que estos señores se sintieran en realidad muy bien recibidos. Los esperaba sin duda una deliciosa cena, champaña y discursos de promesas y buenas intenciones en un edificio que como todo aquí en el centro, lucía bellísimo tanto por fuera como por dentro. Hasta ganas me dieron de ser diplomático para gozar de tantas atenciones al mejor estilo suramericano. ¡Sin duda nos encanta a tender a los monos! A propósito, no faltó el importante que llegó en limosina y con un par de escoltas bullosos y malacarosos mirándonos con ojos de sospecha y crimen! Que esencial para la humanidad el sujeto aquel!!
Al día siguiente continué caminado por esas callecitas que parece que no terminaran. La arquitectura me encantó y la evocación de caminar hacia atrás sobre el tiempo me tenía atrapado. El centro además está lleno de tienditas muy humilditas atendidos por ecuatorianos también muy humilditos físicamente pero aveces no tan afables . Más de una vez extrañé la amabilidad de la gente de mi país…
Todo el día fue de caminar y caminar hasta que llegué al norte de la ciudad, la zona play en donde están los extranjeros y los pelucones, o sea la gente bien de la ciudad. Nada sensacional a parte de un par de café internets que estaban muy bien dotados. Parecían bares con computadores… muy chévere el concepto.
Estando allí debuté como artesano. En el Putumayo Richard, el ayudante del Taita Angel, me enseñó a tejer en chakiras así que comencé a hacer un tejido inspirado en los colores de las artesanías que vi en Otavalo y saqué un par de manillas y collares que había adquirido en el Sibundoy. No vendí nada pero vencí la pena y eso ya era mucha ganancia!
Quito pues es maravilloso para recorrerlo en unos dos o tres días admirando su arquitectura, visitando sus museos y recorriendo las iglesias, además se encuentran hoteles muy buenos y a precios muy asequibles y si se tiene suerte, se puede topar con una manifestación encabezada por el mismo presidente de la república para percibir que este país sin duda está adportas de una interesante transformación si Correa logra vencer su ego y conciliar con sus detractores por el bienestar a largo plazo de este país del medio mundo.