martes, 9 de septiembre de 2008

Mindo o el color del paraiso

Después de Quito decidí ir a conocer el monumento llamado "Mitad del mundo", ubicado en un pequeño pueblo al norte de Quito; nada espectacular, y estando allí me hablaron de Mindo, un sitio ubicado cerca a la reserva ecológica del Pululahua.
Mindo está a dos horas y media de Quito (2 USD) tomando cualquier autobús que vaya por esa ruta. El pueblito está ubicado a uno 20 minutos de la carretera principal en donde se consigue fácilmente camionetas por 50 centavos para llegar al lugar. Me hospedé en la casa de doña Cecilia, (Recomendable), una mujer muy conocida en el pueblo que tiene un bonito hostal a unos 5 minutos desde la plaza principal y que por 5 dólares la habitación o 2 dólares el camping, ofrece un sitio muy acogedor en donde además se puede cocinar escuchando el suave pasar de un trasparente rio que con su sonido genera un ambiente apacible, muy tranquilo.


Mindo es además mundialmente conocido por ser uno de los sitios más atractivos para avistamiento de aves, especialmente colibríes, pero digamos que el gallo también vale! Y es que efectivamente recorrer sus caminos y senderos se convierte en toda una experiencia inolvidable adornada de muchos sonidos y colores. Los ríos y las cascadas invitan a nadar en esas tardes soleadas en donde el taita Inti con delicadeza abraza con su luz y calorcito este bello rincón que curiosamente no figura en muchas de las guías turísticas que he ojeado sobre el país. El clima es templado y la magia se respira por los poros todo el tiempo pues como muchos pueblitos ubicados entre las montañas y la Costa, este Mindo emite una atmósfera muy colorida y diversa, por algo los mindeños dicen poseer lo mejor de las dos regiones en su lugar.


Existe además un pequeño mercado artesanal en donde se puede parchar sin inconveniente y disfrutar de una variedad de actividades relacionadas con la naturaleza pues este pueblito ha desarrollado gran parte de su economía dedicado al ecoturismo.


Valió la pena pues pasearse por este maravillosos lugar en el que sentí durante los días que estuve allí, que caminaba por el paraíso. También conocí gente muy especial, particularmente a Lucho y Jim, una linda parejita argentino-coreana que me acogió compartiendo conmigo deliciosa comida, entretenidas conversaciones, tabaco con pétalos de rosas y un libro que es de obligatoria lectura si se desea aprovechar aún más este viaje por esta región maravillosa del planeta “Las venas abiertas de América Latina” de Eduardo Galeano. Un buen detalle del argentino!!


Ese es Mindo…. quizá de esos lugares que son sucursales del mismo cielo en este planeta...