Mi viaje siguiente lo emprendí hacia la costa del Ecuador tratando de hacer “La Ruta del Sol”. La idea inicial era seguir desde Mindo hasta Santo Domingo (4 usd, 4 hr) y de allí a Manta (5 usd , 6 hr) para continuar hacia Canoa en Manabí, pero el trayecto lo cambié pues al llegar a Manta como a eso de las 4 am las personas locales me previnieron respecto a la inseguridad que había en la zona. Quizá el cansancio del extenuante viaje o la imparable habladuría de un sujeto que me abordó al llegar al espantoso terminal y que no paraba como si en meses no hubiera hablado con alguien, hizo que tomara la decisión de cambiar de ruta. Casi salí corriendo de ese lugar y me subí en el primer bus que iba para Puerto López… (2.5 usd y 2 horas). Este pequeño poblado es el punto preciso para realizar avistamiento de las muy famosos y bellas ballenas jorobadas. El tour que usualmente ofrecen el el lugar vale 25 dólares pero hablando directamente con el capitán de la lancha se puede hacer en 15. La diferencia radica en que a los de 25 les dan un refrigerio y dicen los que venden el tour que los botes son más seguros. A mí no me pareció que los 10 dólares de diferencia lo justificaran.
El viaje en lancha por el mar Pacífico estuvo cargado de adrenalina pues las grandes olas hacían que nuestra embarcación diera unos botes que ponían a rebotar a la lancha en el mar al mejor estilo de persecución hollywoodense. Pero la emoción fue poca comparada con la oportunidad de ver a estos gigantes saltar fuera del agua en una belleza tal que merecía darles medalla de oro por nadado sincronizado. Mis palabras aquí se enmudecen pues no puedo expresar siquiera lo que sentí al ver a estos gigantes cetáceos desde tan cerca… fascinante, sin duda fascinante… que pequeñitos somos además ante estos animales …
Puerto López también se convirtió en la plaza para debutar como artesano. Por primera vez parché en una mesita que los artesanos locales me ayudaron a ubicar y allí comencé a sentir la magia de caminar como mochilero, que noble y bello oficio. Hice una muy buena amistad con los otros artesanos, especialmente con tres loquitos ecuatorianos amantes de la Santa María y que cuando me hablaban parecia que estuviaren viajando en una nava a través del universo, y un argentino llamado Facundo que llevaba viajando ya como unos dos años. Es el típico bohemio que con su argumento vendía hasta un mojado sin inconveniente y de paso hacía citas para él y nosotros con las extranjeras para salir en las noches a tomar cerveza. De hecho fue en este lugar que en un viernes de locura, después de unas buenas ventas en el parche y de haber observado quizá el atardecer más hermoso en mucho tiempo, compramos una caja de vino tinto marca Cloe (Lo recomiendo por lo bueno par ser tan barato y en caja) e invitamos a unas chicas de Francia y Estados Unidos a tomar cerveza y de paso a enseñarles a bailar salsa.
La noche fue estupenda, las cervezas pílsener refrescaron la cálida noche en un acogedor bar en donde los foráneos de muchos países del planeta y uno que otro local, nos encontramos sin ponernos cita para disfrutar del sabor costero, la buena música y la oportunidad de compartir sin prevenciones y con mucha risa. Así deberían ser las reuniones de la ONU… Arreglamos el mundo y yo, al son de la salsa, vi en esta chica americana la otra faceta del típico yanqui que tenía concebido en mi mente… muy sonriente y trasparente se me hizo! todo estuvo bonito excepto la resaca del día siguiente.
Divertidísimo pues me resultaron estos días en Puerto López, un lugar maravilloso para conocer gente, bailar salsa, ver atardeceres, parchar con los amigos y dejarse enamorar de la vida… y por que no, de las gringas!