El viaje desde Sibundoy hasta Puerto Asis toma 5 horas y cuesta $20,000 en un viaje que no garantiza ni una silla y menos comodidad. De hecho viajamos sentados en el piso y acompañados de cumbias peruanas muy divertidas por cierto. Una vez llegamos al puerto tomamos un bote destartalado que dejaba filtar el agua por su piso, para viajar sobre el magestuoso río Putumayo, unos de los ríos más grandes del país. Después de hora y media río adentro, llegamos a nuestro siguiente destino en la mitad de la selva.
En la zona que visitamos, selva adentro, entraban escasamente dos emisoras, la del ejécito nacional y la de las guerrillas de las FARC, y una de música bailable; quizá por que las pilas del radio estaban muy gastadas o por que efectivamente no alcanza a legar la señal hasta allí. Escuchar la emisora de las FARC me resultó bastante novedoso y nuevo para mi comenzando porque los saludos se los envían a números "Saludos al 221 y al 224 en la zona del alto, y un especial saludo también para el 214". La música es alusiva todo el tiempo a su causa al mejor estilo vallenato, merengure, tropical o salsa y los saludos para los camaradas de la cúpula y los comandantes Chávez y Fidel, son la constante durante todo el día además de despotricar del gobierno del actual presidente del país y su política de estado.
Por su parte el ejército hace alarde de que están derrotando al enemigo e invitan a la desmovilización. Estando allí nos enteramos de la liberación de Ingrid Betancorth y los demás secuestrados y nos contaban además que a solo unos 45 minutos de viaje en bote de donde estábamos se había realizado el bombardeo que acabó con la vida de Raúl Reyes y que generó la disputa diplomática entre Ecuador y Colombia.
Y es que sin duda viajar por el Putumayo es viajar por el corazón del conflicto al que sientes respirando en tu cuello todo el tiempo. Los retenes militares son la constante; por ejemplo en el viaje que tuvimos desde Puerto Asis hasta Pasto, fuimos requisados 8 veces incluido un retén sobre el mismo río Putumayo y en los caminos se ve la maquinaria de guerra, camiones blindados y armados en las 4 direcciones y monitoreados con radares. Me impresionó y aveces incluso me asustó.

Y es que definitivamente mi país aun tiene muchos encantados matizados y mimetizados por descubrir y el Putumayo, la tierra de la coca y el yagé, es sin duda uno de ellos... Quien quiera sentir un poco de la realidad Colombiana debería pasar por aquí para oler a un país que desde sus entrañas desea levantarse de una racha de violencia que la ha cubierto durante toda su existencia. Vale la pena visitar pues al hermoso Putumayo, aunque se pueda conocer de cerca la locura e incluso morir en el intento ...